La industria minera tiene al menos 53 proyectos transfronterizos entre Guatemala, El Salvador y Honduras. Estos proyectos amenazan con contaminar y secar las aguas compartidas de los países de la región centroamericana.

 

TOMADA DE LA WEB

Tomada de la web

Recientemente se viralizo por redes sociales una serie de videos y fotografías de las playas del municipio de Omoa, en Honduras, contaminadas por docenas de toneladas de basuras que son arrastradas por las aguas del Río Motagua desde Guatemala. Materiales plásticos y desechos hospitalarios van a parar a la orilla de playa, según dijo Moisés Edgardo Castros, oficial de prevención de riesgo del municipio.

El Río Motagua nace en el altiplano occidental y hace su recorrido en 12 de los 22 departamentos que tiene el país guatemalteco; asimismo, pasa por 79 municipios de Guatemala y 23 de Honduras. El mayor foco de contaminación, según una nota periodística de EFE Guatemala, proviene de la capital, principalmente de los desechos sólidos y rellenos sanitarios.

“Nos meten toneladas tras toneladas de basura. Basura de desechos pre-hospitalarios, plásticos. Ahí viene de todo. Una parte se queda en la playa y la otra flota hacia abajo, se va dónde están los corales. Los dañas. Mata peces, mata tortugas; es un desastre ambiental que tenemos con esa basura”, dijo el oficial de prevención del municipio.

Según publicaciones del ministerio del medio ambiente de honduras, MiAmbiente, existe una mesa técnica entre ambos países que “en la actualidad trabaja en proyectos binacionales como la construcción de rellenos sanitarios y plantas de tratamiento de agua residuales para disminuir la contaminación de las aguas.”

Pero Moisés Castro explicó que el gobierno local y los líderes comunitarios se encargan de la limpieza de la playa, sin contar con ayuda del gobierno central, además criticó la poca importancia del Ministerio de Medio Ambiente y del presidente Juan Orlando Hernández ante la problemática de contaminación.

“El gobierno de Honduras no le ha puesto atención a esto. Solo son reuniones. La basura sigue llegando”, expresó el líder comunitario.

La contaminación transfronteriza causada por la sociedad consumo y el mal manejo de los desechos sólidos nos ilustra como falta de gestión ambiental afecta las relaciones entre los países de nuestra región.  La consolidación de la economía extractivista que se avecina a partir de los planes de reactivación económica post COVD 19, amenaza con incrementar los focos de contaminación cuencas compartidas de la región.  Según el estudio “Agua Transfronteriza y Minería en Centroamérica”, publicado en 2018 por la Fundación Heinrich Boll Stiftung, ríos, lagos y mares son afectados por las industrias de la minería, las hidroeléctricas, la siembra de monocultivos y la contaminación por desechos sólidos.

La minera de Guatemala que contamina el río Ostúa – Guija en El Salvador

CERRO BLANCO KARLA RODAS

Cerro Blanco // Foto: Karla Rodas

El proyecto minero Cerro Blanco en el municipio de Asunción Mita, departamento de Juatiapa, Guatemala, es operado por la empresa canadiense Bluestone Resources. Desde el año 2013, desechos de aguas termales de la mina, ubicada en la zona fronteriza de El Salvador, son descargados en las aguas del río Ostúa y el lago de Gὒija, contaminándolos con arsénico y otros metales pesados. Estos afluentes alimentan al Río Lempa, que es principal el rio de El Salvador y abastece de agua más de la mitad de la población.  

“Esta mina lo único que ha hecho es extraer agua termal de las entrañas del Cerro Blanco precisamente para contaminar el rio Ostúa, para ellos esa agua es un estorbo, porque sale a 120 grados de temperatura, trae un alto contenido de arsénico, el cual lo tiran a las cuencas que tributan en el río y este drena al Lago de Guija, que es la cuenca alta del Rio Lempa”. dijo Julio González, representante del Colectivo Madre Selva de Guatemala.

Según datos oficiales, 56% de la población utiliza el agua del Lempa para la agricultura, ganadería, pesca y uso doméstico.

Debido a las amenazas de este proyecto, organizaciones sociales y ambientales de ambos países iniciaron una serie de diálogos con autoridades de ambos gobiernos para buscar solución a la problemática de la minería transfronteriza entre Guatemala y El Salvador.

Rodolfo Calles, quien fuera representante de la Mesa Frente Minería en años anteriores, comento sobre la falta de interés del gobierno del FMLN en 2019 para avanzar un acuerdo binacional que proteja las cuencas compartidas.

“Se hizo un esfuerzo y se avanzó en el documento borrador, quedando en manos de la cancillería y del exviceministro de Relaciones Exteriores, Jaime Miranda.” Pero las gestiones para la protección de los ríos salvadoreños de la minería transfronteriza avanzaron poco, debido al apatía del gobierno en abordar la temática. “Cancilleria nunca se preocupó por esos problemas”, dijo Calles.

La hidroeléctrica que secaría los ríos de Honduras y El Salvador

La hidroeléctrica de la Sociedad Inversiones La Aurora S.A. de C.V. amenaza con secar los ríos Palagua y Goascorán, ubicados entre El Salvador y Honduras. La empresa hondureña pretende “aprovechar y explotar” las aguas de las cuencas para la generación de energía, según los decretos legislativos: 168-2011 y 170-2011, del diario oficial de Honduras, publicado el 11 de junio 2012.

Las comunidades del municipio de Guajiquiro, departamento de la Paz, Honduras, han expresado preocupación ante la amenaza del proyecto hidroeléctrico “Aurora II”, que afectaría el cauce del río e impactaría en la cuenca compartida con El Salvador.

“Nos oponemos al proyecto por los daños que causa al medio ambiente. Las consecuencias vienen a un futuro: el rio queda seco y afecta a los animales. Tanto animales domésticos y silvestres. También, varios municipios (La Paz, Valle y el sur de San Francisco Morazán) se vería afectados por esta empresa, relató un líder comunitario del lugar, quien prefirió el anonimato por las constantes amenazas que sufren los defensores ambientales en Honduras. 

La represa también afectaría el cauce del rio Guascoran que recorre por siete municipios de El Salvador. 

El proyecto fue concesionado el 8 de febrero de 2011 por la Secretaria de Estado de Recursos Naturales y Ambiente (SERNA), del gobierno de Porfirio Lobo Sosa. Desde hace 9 años, la hidroeléctrica pretende iniciar operaciones en la zona, pero las comunidades y las y los defensores ambientales no han permitido que la empresa inicie. La protección de los ríos ha desencadenado criminalización y amenazas contras los líderes comunitarios.

“Hemos sufrido bastantes amenazas, hemos sido criminalizado, no han dicho que nos van a meter presos. Hemos sufrido amenazas en el trabajo” cuenta el defensor.

Las amenazas de conflictos por contaminación de aguas transfronterizas

El deterioro y la contaminación de los ríos compartidos ha generado conflictos entre los países y a nivel local. El estudio “Políticas Públicas de las Aguas Transfronteriza en la Región Centroamericana”, presentado en 2019 por Global Water Partnership, describe los conflictos ambientales en las cuencas fronterizas de la región. 

En Centroamérica existen 23 afluentes de agua internacionales que drenan el 40% del territorio y 18 acuíferos transfronterizos, contabiliza el informe. De estos, 25 ríos guatemaltecos comparten agua con los demás países de la región; Honduras posee 10 cuencas compartidas; El Salvador tiene 6 afluentes compartidos y Nicaragua, Costa Rica y Panamá comparten 4 fuentes de agua.

Entre los considerados como “sitios de riesgo muy alto, derivado de la falta de acuerdos internacionales, se presentan el río Coco o Segovia entre Honduras y Nicaragua y el sistema Ostúa – Guija – Lempa, entre El Salvador – Guatemala – Honduras; en riesgo alto, Río San Juan entre Costa Rica - Nicaragua; Río Motagua entre Guatemala - Honduras y los ríos Sarstún y Mopán, entre Belice - Guatemala y el Río Hondo entre Belice - Guatemala – México,” según el informe.

De la misma manera, el estudio “Agua Transfronteriza y Minería en Centroamérica” identificó al menos 42 licencias mineras entre las cuencas de Honduras y El Salvador: en el departamento de Valle, en Honduras, se encuentran 15 proyectos mineros que afectaría los ríos Guascorán y Torola, en los departamentos de La Unión y Morazán; también, 13 mineras del departamento de Lempira amenazan al Río Lempa, por la zona de Chalatenango y Cabañas; entre otras.

RIO GUASCORAN

Río Guascorán compartido entre Honduras y El Salvador // Foto tomada de la web

Asimismo, en Guatemala se contabilizan 11 proyectos mineros en la zona fronteriza con El Salvador. Uno de ellos es de uranio y está ubicado en el municipio de Esquipulas.

“Se puede afirmar que todos estos proyectos ocasionarían un gran impacto en la calidad y cantidad de agua de los principales cuerpos de agua transfronterizos como el lago de Guija, el río Paz, rio Lempa, el rio Sumpul, el río Torola y el rio Goascorán, comprometiendo gravemente la sustentabilidad de El Salvador”, cita el estudio.

Ante esta inminente posibilidad de conflictos transfronterizos, organizaciones ambientalistas han planteado la necesidad de promover acuerdos regionales que regulen actividades extractivistas garanticen el derecho humano al agua.

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